¿Cuáles serán los futuros clásicos?
Es una pregunta que me hago con bastante frecuencia, y que muy probablemente también se la hagan la mayorÃa de lectores. En general, se tiene la sensación de que la literatura está pasando por una etapa de crisis, una crisis que tiene sus raÃces en factores como los best-sellers mundiales, el consumismo/capitalismo, el marketing, la imagen y la publicidad, el afán por vender libros y no buenas historias, etc.
En el bando contrario a este tipo de literatura, nos encontramos con los denominados clásicos, un grupo muy variopinto y heterogéneo donde se hallan historias de todas las épocas y estilos y autores de todas las nacionalidades. No creo que haga falta enumerar los cientos (o miles) de tÃtulos que constituyen esas listas de referencia tanto para lectores como para escritores.
Pero en sÃ, ¿qué es un clásico? Para dar un significado apropiado, me remitiré a la definición oficial de la RAE: Dicho de un autor o de una obra: Que se tiene por modelo digno de imitación en cualquier arte o ciencia. Más claramente, un clásico literario podrÃa considerarse como aquella obra de referencia que todos, lectores y no tan lectores, conocen bien de oÃdas o bien porque ya ha formado parte de sus lecturas. Una pieza literaria que por un motivo u otro ha trascendido en la cultura y en las sociedades de todas las épocas.
Definir un clásico es relativamente sencillo, pero, ¿qué hace que una obra se considere como tal? ¿Qué requisitos se deben cumplir para que un libro traspase las fronteras del tiempo y por mucho que pasen los años y siglos siga siendo el blanco indispensable de todos los lectores? No sé, no tengo ni la experiencia ni el conocimiento suficientes para responder a esa pregunta. Tan solo puedo aspirar a dar una contestación basándome en mis propias percepciones, rezando para que ningún experto en la materia caiga por error en este blog y me tome por una engreÃda que se toma la libertad de hablar de tan complicado y profundo tema.
En el bando contrario a este tipo de literatura, nos encontramos con los denominados clásicos, un grupo muy variopinto y heterogéneo donde se hallan historias de todas las épocas y estilos y autores de todas las nacionalidades. No creo que haga falta enumerar los cientos (o miles) de tÃtulos que constituyen esas listas de referencia tanto para lectores como para escritores.
Pero en sÃ, ¿qué es un clásico? Para dar un significado apropiado, me remitiré a la definición oficial de la RAE: Dicho de un autor o de una obra: Que se tiene por modelo digno de imitación en cualquier arte o ciencia. Más claramente, un clásico literario podrÃa considerarse como aquella obra de referencia que todos, lectores y no tan lectores, conocen bien de oÃdas o bien porque ya ha formado parte de sus lecturas. Una pieza literaria que por un motivo u otro ha trascendido en la cultura y en las sociedades de todas las épocas.
Definir un clásico es relativamente sencillo, pero, ¿qué hace que una obra se considere como tal? ¿Qué requisitos se deben cumplir para que un libro traspase las fronteras del tiempo y por mucho que pasen los años y siglos siga siendo el blanco indispensable de todos los lectores? No sé, no tengo ni la experiencia ni el conocimiento suficientes para responder a esa pregunta. Tan solo puedo aspirar a dar una contestación basándome en mis propias percepciones, rezando para que ningún experto en la materia caiga por error en este blog y me tome por una engreÃda que se toma la libertad de hablar de tan complicado y profundo tema.
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